sábado, 31 de agosto de 2013

Knives out





Mi nombre es Josué y esta es la historia de una despedida





Naci muerto.


mientras escribo puedo observar una delgada linea de sangre que escurre lentamente por mi dedo pulgar, no había caido en cuenta de eso hasta que comenzó a dolerme a tal grado que se volvio insoportable y aparte la sensación se irrigó hacia el brazo, mi problema no era la sangre, sino que yo no me había dado cuenta.


Un niño juega con un perro mientras su pecho parece ser atacado por espadas que lentamente lo atraviezan y se retuercen al mismo tiempo, el solo puede esconderse de los monstruos que lo persiguen hablando solo, esta comenzando a vivir.


El café se disuelve poco a poco en el agua hirviendo mientras me quedo mirando fijamente a sus ojos, tengo el presentimiento de que pronto todo va a estallar, mis piernas estan temblorosas y mojo mis labios constantemente, de repente mi vista cansada y ojerosa se pierde en el exterior, la lluvia esta llevandose todos los escombros de las calles, los arrastra. Un perro intenta cruzar en repetidas ocasiones y cuando parece que lo va a lograr es atropellado, el automovilista baja de su vehiculo y acude a ver al animal, todos los demas comienzan a pitarle, mientras la acompañante grita histerica haciendo ademanes de desesperacin.Es momento hacer un lado el cadaver y seguir.


Mi brazo deja de doler y la sangre coagula poco a poco.


Ella se va y mi mundo se termina, todo se termina, la frontera final, no hay mas allá, todo es oscuridad y el precipicio comienza a hacerse mas y mas grande, la tierra se colapsa debajo de mis pies. Es momento de acudir a mis pensamientos, a hablarme para no perder el control, para no perderme.




Un hombre con la boca cocida y con las puntadas aun frescas, su rostro cabizbajo y las  lagrimas brotando como fuentes, sus labios sangrantes halan de los hilos poco a poco desprendiendolos, al finalizar su cuerpo yace sobre el suelo hasta que sus mismas lagrimas lo lavan y lo arrastran hacia el olvido.


El precipicio no existe mas. Lagrimas,rabia,sangre,frustración, todo se desvanece poco a poco. 


Comienzo a despedirme de mi. Doloroso y necesario, es hora de dejar que los fantasmas hagan lo mismo, es momento igualmente de decirles adios.




Mi mano ha quedado llena de sangre coagulada, el dolor se ha ido, es solo cuestión de sanar. Miro mi mano y la pongo junto a la de ella.. La sangre bombea fuerte llenando cada rincon de mi ser, los latidos implacables distribuyen el liquido vital desde mis piernas a mis manos, todo queda perfectamente lubricado, mis ojos agudizan su fución cuando observos su rostro y siento aroma.


El niño ha dejado de hablar solo , ahora tiene con quien compartir sus pensamientos.


He vuelto a nacer, y esta vez el parto no arrojó un ser inerte, frio y sin espiritu o calor alguno. 








Mi nombre es Josué y esta es la historia de una bienvenida.


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